De modo que, por la mañana yo me levantaba de mi peine (cama), me vestía y me sentaba en el mueble (silla) y pensaba cómo podía llamar a las demás cosas.
A la cama, la llamaba peine.
Al televisor, libros.
A la mesa de luz, ventana.
A la ventana, perfume.
A los libros, mesa de luz.
A la ropa, almohadón.
Al perfume, ventana.
Al peine, televisor.
A las sábanas, ropa.
Al almohadón, cama.
Al despertador, sega.
Al placard, techo.
Al techo, placard.
Al dentífrico, inodoro.
Al inodoro, dentífrico.
Al espejo, cepillo de dientes.
Al cepillo de dientes, espejo.
A los chuflines, cepillo.
Al cepillo, chuflines.
De modo que, por la mañana, yo me quedaba un largo rato tendida en el peine (cama); a las nueve sonaba el sega (despertador), me levantaba y me sentaba en el peine (cama) con una cama (almohadón) sobre los pies.
Luego, buscaba en mi techo (placard) mi almohadón (ropa), me vestía, jugaba un rato al despertador (sega) y hojeaba lentamente una de mis mesas de luz (libro). Después, prendía los libros (televisor), me asomaba por el perfume (ventana) y me tiraba un poco de ventana (perfume), para oler bien. Antes de irme, me iba al baño a cepillarme los dientes con el espejo (cepillo de dientes) y le ponía un poco de inodoro (dentífrico). Me miraba en el cepillo de dientes (espejo), me peinaba con los chuflines (cepillo) y me ponía cepillos (chuflines) en el pelo.
Me parecía divertido. Me pasaba todo el día tratando de retener las nuevas palabras. Ya para ese entonces, todo tenía nombre nuevo: yo ya no era una chica sino, una mano, y la mano un día, y un día la vida.
Cami Codega
De modo que por la mañana me levantaba de mi lámpara (armario) y me preguntaba cómo llamaría a las otras cosas.
A la cama la llamaba lámpara.
Al televisor lo llamaba silla.
Al escritorio le decía inodoro.
A mi hermana, heladera.
A la alfombra, armario.
Al dvd, alfombra.
Y al armario, cartuchera.
De modo que, todas las mañanas, me levantaba de mi lámpara (cama),encendía la silla (tv), y me sentaba en mi inodoro(escritorio )a terminar la tarea. Cuando se levantaba mi heladera (hermana) le alcanzaba su ropa de la cartuchera (armario) y me sentaba en el dvd (alfombra)a ponerle las zapatillas y a leer. Me pintaba las uñas, ordenaba un poco, comía y me iba a la escuela.
A mí me parecía entretenido, pero, cuando lo hacía en la escuela la profesora se enojaba -¡la mesa es una mesa, la silla es silla, la tiza es tiza! me gritaba. Obviamente, yo me ponía a llorar, porque el llanto no era llanto, el llanto era risa.
Sofi...!
De modo que, por la mañana, yo me levantaba de la tele, me vestía, me sentaba en la ventana, frente a la mesita de luz, y pensaba cómo llamaría a las demás cosas.
A la ventana la llamaba cama.
A la cama, tele.
Al tele, mesita de luz.
A la mesita de luz, equipo de música.
Al equipo de música, almohada.
A la almohada, cortina.
A la cortina, estantería.
A la estantería, puerta.
A la puerta, puff.
Y, al puff, ventana.
De modo que, por la mañana, yo me levantaba de la ventana, daba vueltas por mi casa, volvía a mi habitación, abría la estantería y dejaba que pase la luz por puff. Después hacía la tele y me sentaba en la ventana. Más tarde, me acostaba colocando la cabeza en la cortina mientras miraba la mesita de luz. Luego, la apagaba, me ponía a escuchar música de la almohada, agarraba el desodorante de la puerta y me iba de mi habitación, cerrando mi puff.
ENZO A.
De modo que, me levanté, por la mañana de mi ventana y pensé cómo podría llamar a las demás.
A la cama la llamé, ventana;
a l placard, cortina;
a la lámpara, foco;
al reloj, sillón;
a la almohada, póster;
a la frazada, puerta;
a la radio, fotos;
al cuadro, ropa;
a la guitarra, perfume;
y al sillón, CD.
De modo que, por la mañana, me levanté de mi ventana (cama), me quité la puerta (frazada) de encima y agarré el póster (almohada) para acomodar los pies; me fijé la hora en el sillón (reloj) y como ya era tarde fui para la cortina (placar) a buscar un pantalón e irme; apagué el foco (lámpara), la foto (radio) y me tiré en el CD (sillón), mirando una ropa (cuadro). Así, pasé toda la tarde tocando el perfume (guitarra).
Me pareció divertido cambiarle el nombre a la cosas. Ya para entonces tenía nombre nuevo, yo ya no era una chica sino un pie, y el pie era una mañana y la mañana era una chica.
Pamela Machó
De modo que, por la mañana, yo me levantaba de mi mesa de luz (cama), me vestía, me peinaba frente al escritorio (espejo), y me trataba de acordar cómo llamar a las demás cosas.
A la cama la llamaba mesa de luz.
Ala cómoda, puerta.
Al despertador, televisor.
A la ventana, cama.
A la mesa de luz, ropero.
A la puerta, cómoda.
Al escritorio, ventana.
Al escritorio, espejo.
Al ropero, despertador.
De modo que, por la mañana, sonaba el televisor (despertador), me levantaba de la mesa de luz (cama), abría la cama (ventana), agarraba el cepillo del pelo de arriba de la puerta (cómoda), me peinaba mirándome en el escritorio (espejo) colgado en la pared, tendía la mesa de luz (cama), me vestía e iba a desayunar.
Me parecía todo muy divertido. Y, me pasaba todo el día tratando de recordar las nuevas palabras.
Iara Chiaro
De modo que, por la mañana, yo me levantaba de mi remera, me vestía, me ponía mi piso y me sentaba en mi remera pensando cómo podría llamar a las demás cosas.
A la computadora la llamaba cortina.
A la impresora la llamaba computadora.
A las fotos las llamaba cajas.
A la cama la llamaba remera.
A la ventana la llamaba impresora.
Al armario lo llamaba ventana.
A la revista la llamaba cajones.
A los cajones los llamaba pósters.
Al desodorante lo llamaba piso.
A la alfombra, desodorante.
De modo que, por la mañana me levantaba de mi remera, me ponía mi piso, abría las revistas, sacaba mi ropa y me ponía mi cama. Prendía la cortina, apagaba la computadora, veía mis cajas, caminaba por el desodorante, me ponía los cajones y me iba a la escuela.
Juan Lanciotti
De modo que, por la mañana, me levantaba del armario y me ponía a ver películas en la pelota, mientras estaba cambiándome con la ropa que saqué de la silla y pensando cómo llamar a las demás cosas.
_A la cama la llamaba armario.
_A la computadora, parlantes.
_Al armario, silla.
_A la pelota, mesa.
_A la silla, cama.
_A la tv, pelota.
_A la play, mochila.
_A la mochila, tele.
_Y, a los parlantes los llamaba Play.
De modo que, por la mañana, me levantaba sobre el armario, me ponía a ver películas en la pelota, mientras me cambiaba con la ropa que había sacado de la silla. Me sentaba en la cama y jugaba al pro skater3 en la mochila. Luego, me apoyaba en la compu, prendía los parlantes y me ponía a hacer la tarea que estaba en la tele. Al rato, comía y me iba a la escuela.
Enzo Viveros
De modo que, por la mañana, yo me levanté de mi tv, me vestí, me senté en mi silla, frente a la mesa y me pregunté cómo podría llamar a las demás cosas.
A la cama la llamé TV.
A la tv, pelota.
A la pelota, cama.
A la ventana, mochila.
A la cortina, ropero.
A la paleta, campera.
Al ropero, cortina.
A la ropa, paleta.
A la campera, ventana.
Y, a la mochila la llamé ropa.
De modo que, por la mañana, me levanté y me quedé un largo rato acostado en la tv; a las nueve, sonó el despertador, me levanté y me paré sobre el piso. Después, busqué mi paleta en la cortina, me vestí y me miré en el espejo que está colgado en la pared. Más tarde, me senté en la silla que está frente a la mesa, miré el álbum fotográfico y me detuve frente al retrato de mi madre.
A mí me pareció divertido. Me pasé todo el día tratando de retener las nuevas palabras. Llegó un momento en que todo tuvo nombre nuevo: yo ya no era un chico, era un pie y mi pie era una mañana, y la mañana mi chico
Facundo Sotelo
De modo que, por la mañana, me levanté y abrí el cuadernito donde tenía anotado los nombres de las cosas.
A la cama, le puse silloncito.
Al placard, mesita de luz.
A la mesita de luz, mesa de TV (sin TV).
A la mesa de TV le puse, placard.
Al silloncito, muñeca vieja.
A la ventana le puse puerta.
A la puerta, espejo.
A los pósters, ventana.
Al espejo, pósters.
Y, a la muñeca vieja, cama.
De modo que, a la mañana, me levanté de mi silloncito (cama). Me asomé a la puerta (ventana) y la abrí para ver si hacía mucho frío. Y, como el día estaba muy frío, pensé en qué me iba a poner; abrí mi mesita de luz (placard) y me vestí. Luego, fui al baño, me cepillé los dientes, me peiné, crucé mis pósters (puerta), me miré en mi puerta (espejo) para saber si estaba bien peinada, y agarré mi perfume, que estaba arriba de mi placard (mesa de TV). Me puse mis zapatillas, aplastando mi cama (muñeca), que estaba arriba de mi muñeca vieja (silloncito), y me fui a desayunar. De pronto, escuché un ruido, fui a mí pieza y noté que se había caído mi ventana (pósters).
Después almorcé y agarré mi mochila que estaba arriba de mi mesa de TV (mesita de luz) y me fui a la escuela.
A mí me pareció todo muy divertido. Ya para ese entonces todo había cambiado de nombre.
CARLA
De modo que, por la mañana, me levanto de la ducha (cama), enciendo el cepillo de dientes (radio) y me pregunto cómo puedo llamar a las demás cosas…
A la cama la llamo ducha.
A la radio, cepillo de dientes.
A la ducha, espejo.
Al placard, perfume.
A la ventana, colectivo.
Al espejo, radio.
Al peine, botella.
Al perfume, ventana.
A la botella, placard.
Y, al colectivo, lo llamo cama.
De modo que, por la mañana, me levanto de la ducha (cama), enciendo el cepillo de dientes (radio), voy al baño, me lavo la cara, tomo mi peine (cepillo de dientes) y me lavo los dientes. Me meto al espejo (ducha) y tomo un baño. Salgo del espejo (ducha) y voy hacia el perfume (placard), a escoger la ropa que voy a llevar a la escuela –no sin antes tocar el colectivo (ventana)para saber si hace mucho frío-. Luego, me pongo frente a la radio (espejo), tomo la botella (peine) y decido qué peinado me voy a hacer. Después busco la ventana y me baño en mi fragancia favorita. Voy a almorzar, lleno mi placard (botella) con agua y espero que llegue la cama (colectivo) para ir a la escuela.
A las siete y diez de la tarde ya estoy en casa de nuevo. Enciendo la tele y miro mi programa favorito. Más tarde cenamos.
Ya en mi habitación, me miro a la radio (espejo) para acomodarme el pelo. Me pongo el pijama, enciendo la el cepillo de dientes (radio) y me acuesto a dormir.
A mí me parece divertido. Me paso todo el día tratando de retener las nuevas palabras. Ahora todo tiene nombre nuevo: yo ya no soy una chica sino un pie, y el pie es una mañana y la mañana es una chica…
Luu Arozz
De modo que por la mañana me levantaba de la computadora, me vestía, me sentaba en el retrato frente a los posters y me preguntaba cómo podía llamar a las demás cosas:
A la cama, computadora.
A la tele, ropero.
Al sillón, retrato.
A la puerta, cómoda.
El reloj, puerta.
A la cómoda, cortina.
A los posters, pizarrón.
A la cortina, cajonera.
A la cajonera, alfombra.
De modo que, por la mañana, me quedaba un largo rato tendida en la computadora; a las nueve, sonaba la puerta, me levantaba y me paraba sobre la cajonera; luego, buscaba mi ropa en la tele y miraba el pizarrón colgado en la pared.
A mí me parecía divertido. Me pasaba todo el día tratando de retener las nuevas palabras. Ya para entonces todo tenía nombre nuevo: yo ya no era una chica si no un pie, y el pie era una mañana y la mañana era una mujer.
Cinthia Rosales
De modo que por la mañana, me levantaba del perchero (cama), me vestía, me sentaba en la mesa de luz (puff) y me preguntaba cómo llamaría a las demás cosas.
A la ventana la llamaba peluches.
A la puerta, lámpara.
A la mesa de luz, canasto.
A la biblioteca, puff.
A los peluches, cama.
A la lámpara, puerta.
Al perchero, ventana
Al canasto, biblioteca.
A la cama, perchero.
Y al puff, mesa de luz.
De modo que, por la mañana, me levantaba del perchero (cama), me vestía, buscaba en el canasto (mesa de luz) unos chuflines y me peinaba. Tomaba un libro del puff (biblioteca) y me sentaba en la mesa de luz (puff). Luego, ordenaba la cama (peluches) y la colocaba en la repisa; colgaba la campera en la ventana (perchero), guardaba los zapatos en la biblioteca (canasto) y, después de tanto trabajo, miraba por los peluches (ventana) la oscuridad de la noche que, inexplicablemente, ya estaba ahí. Cansada, entonces, cerraba la lámpara (puerta), me acostaba en el perchero (cama) y apagaba la puerta (lámpara), para el día siguiente volver a comenzar.
Sofía Callejo
De modo que, por las mañanas, me levanto de mi lámpara, me visto, me siento en mi almohada y les cambio el nombre a las cosas.
A la cama la llamo lámpara.
A la biblioteca la llamo cama.
Al armario lo llamo televisión.
Al celular lo llamo armario.
A la lámpara la llamo mochila.
A la televisión la llamo pantufla.
Al peluche lo llamo baúl.
Al baúl lo llamo celular.
A la mochila la llamo biblioteca.
A las pantuflas las llamo peluches.
De modo que, por las mañanas, me levanto de mi lámpara, me fijo la hora en el armario y lo pongo sobre la cama, abro la televisión y me visto. Luego, reviso la biblioteca y la meto en el celular; pasado un tiempo, almuerzo y voy a la escuela; al volver, dejo la biblioteca sobre la lámpara y espero la cena. Luego de cenar, prendo la pantufla y me pongo el pijama. Por último, me acuesto en la lámpara hasta dormirme.
AISHA
De modo que, por la mañana, me levantaba y pensaba cómo podría llamar a las demás cosas.
Al reloj lo llamaba computadora.
Al escritorio, ventana.
A la computadora, placard.
A la silla la llamaba espejo.
A la cama, tv.
A la tv la llamaba mesa.
A la mesa, silla.
Al espejo pared
Al placard, puerta.
A la ventana, techo.
Al perfume, shampoo.
De modo que, por la mañana, me quedaba un rato en la tv (cama); a las 8:30 sonaba la computadora (despertador) y ahí me levantaba. Después desayunaba y cuando terminaba abría la ducha, subía a buscar la ropa en la puerta (placard), bajaba, me bañaba, cerraba el placard (puerta) y me vestía. Al terminar, me miraba en la pared (espejo) y me ponía shampoo (perfume). Después, me iba, un rato, al placard (computadora) que estaba arriba de la ventana (escritorio). Luego miraba un rato la mesa (tv). Después comía y, por último, me iba a la escuela.
JULI
De modo que, aburrida de que toda sea siempre igual, decido cambiarle los nombres a las cosas de mi cuarto:
Al despertador lo llamo mochila;
a la cama, placar;
a la alfombra, espejo;
a la ventana, mesita de luz;
al espejo cama;
a la mochila, ventana;
al celular, repisa;
al placar, reloj;
y a la mesita de luz, mochila.
De modo que por la mañana suena la mochila (despertador) lo apago y me quedo recostada un rato más en el placard (cama).Piso el espejo (alfombra) y abro la mesita de luz (ventana) para que entre aire. Voy al baño y me peino. Miro la repisa (celular) para ver qué hora es y me dirijo al reloj (placar) para cambiarme. Abro la mochila (mesita de luz) para sacar cosas e irme a la escuela. A mí me parecía muy divertido.
Micaela García
jueves, 20 de mayo de 2010
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